De esta forma transcurre la primera escena de la película, en donde el tono cambia de forma inmediata. De ahí en adelante, y en una gran porción de la cinta, el foco estará volcado en mostrarnos el alma de Joe intentando regresar a su cuerpo, ya que él considera que su destino es terriblemente injusto al tener que morir justo el día en el que ve cómo sus sueños comienzan a ser cumplidos. Una vez Joe fallece, su alma es introducida en una especie de pasarela mecánica que lo comunica directamente con ‘’The great beyond’’ (o ‘’El Gran Después’’), entendida como la muerte definitiva y el pasaje a un plano astral de donde no existe retorno alguno. Negado a cumplir ese fatídico destino, Joe decide escaparse provocando que sea expulsado hacia ‘’The Great Before’’ (‘’El Gran Antes´´), un sitio en donde convergen todas aquellas almas que aún no han nacido y que son introducidas en ‘’El Seminario del Yo’’ en donde, con ayuda de una entidad cósmica tutora, irán adquiriendo aspectos de la personalidad que introducirán en sus futuros cuerpos. Es en este momento que Joe conoce a la irritable pero simpática alma número 22 (Tina Fey) a quien tendrá la difícil tarea de preparar para su futura vida en la tierra. De esta manera se reduce parte de la sinopsis de la película, y es a partir de este momento en donde la mente maestra del director da rienda suelta a toda su imaginación para darle forma y color (mucho color) a un relato cargado de referencias filosóficas y existencialistas, a fin de reflexionar sobre todo aquello que nos hace verdaderamente humanos.
Para intentar explicar todo eso, es necesario analizar algunos de los aspectos más destacables de la historia. En el plano narrativo, considero a esta película como una especie de ‘’secuela espiritual’’ de Inside Out, una de las obras definitivas de Docter. Ya que, mientras las emociones jugaron un rol fundamental en la película del 2015, en Soul el peso argumental radica en los componentes intrínsecos de la personalidad del ser humano. No se trata de intentar responder a la pregunta de ‘’¿Qué hay después de la muerte?’’, sino entender aquellos pequeños condimentos que hacen a la vida misma.
El tipo de animación utilizado responde a una doble vertiente de estilos; por un lado tenemos los rasgos exagerados y caricaturescos de los personajes humanos y animales (plano ‘’real), estilo al que Pixar nos tiene acostumbrados desde hace ya tiempo. Sin embargo, el espacio físico elegido para narrar la historia es la ciudad de Nueva York, que al contrario del estilo anterior, es presentada de una forma que casi se puede considerar fotorealista. Todo lo que sucede en la ciudad y la forma en la que los personajes interactúan a partir de ella la dota de muchísimo encanto y personalidad, pocas veces la idiosincrasia de un lugar específico como La Gran Manzana fue tan importante en una película como se ve en Soul.
El otro plano en el que sucede gran parte de la historia es el conocido como ‘’El Gran Antes’’,lugar dirigido por unos seres extremadamente abstractos llamados ‘’Terrys’’ y ‘’Jerrys’’ (Pablo Picasso estaría orgullosísimo de estos personajes, no tengo dudas). En este plano ‘’espiritual’’ predominan los aspectos más metafísicos y coloridos de la historia, estableciendo un terreno que se mueve constantemente entre lo misterioso y ‘’cute’’. A su vez las distintas ramificaciones de este lugar nos irá mostrando lugares en donde se hacen especialmente potentes el ambiente oscuro y la desesperanza; curiosamente la película nos presenta estos sectores conviviendo paralelamente un lugar bautizado como ‘’La Zona’’ (aquel lugar en donde habitan las almas verdaderamente inspiradas) dando el poderoso mensaje de que nuestras obsesiones o sueños nos pueden llevar a perdernos en el vacío de significado interno o en la más negra de las obsesiones.
Al igual que otra película de su estudio, Soul comparte ciertas similitudes con Coco (2017), sobre todo en lo referido a la hora de tratar temas relacionados a la muerte y ‘’el más allá’’. No obstante, considero que la película de Docter está más estrechamente relacionada a ‘’Inside Out’’ que a la cinta dirigida por la dupla de Molina/ Unkrich. Al igual que su antecesora, ambas buscan explicar (o comprender) de qué forma funciona la mente humana. En este último caso está interesada en relatar la manera en la que lidiamos con nuestras propias expectativas, cómo manejamos las frustraciones o incluso con la necesidad de encontrarle un propósito a nuestra vida.
Otro aspecto dentro de Soul que me parece importante destacar es el relacionado a la música. La misma sucede también en dos planos narrativos distintos y funcionan de formas igualmente potentes, siendo en gran medida uno de los rasgos de la cinta que más me ha encantado. Quedándonos en el concepto abstracto y espiritual de ‘’el más allá’’, las melodías futuristas y el uso de sintetizadores nos van acompañando de la mano en un trayecto en el que predomina lo desconocido. La dupla de Trent Reznor y Atticus Ross (Nine Inch Nails), que ya venían de trabajar para David Fincher en sus últimas películas y cosechando premios por esa labor, funciona de forma espectacular a la hora de combinar el ambiente desconocido pero azucarado que nos transmite visitar El Gran Después por primera vez con Joe.
Por otro lado, y ya pasándonos al plano terrenal, tenemos el rol que juega el Jazz en la historia, los momentos más conmovedores e introspectivos de los personajes se ven atravesados por su musicalización. Todo esto no sería posible sin la mente maestra de Jon Batiste, quien hace un trabajo espectacular a la hora de representar el carácter improvisado de una de las grandes contribuciones artísticas afrodescendientes, esas a las que países como Estados Unidos les debe tanto y a las que les reconocen tan poco. Ese condimento ‘’jazzero’’ dentro de la narrativa de la historia es tan importante que incluso puedo considerarlo un personaje más dentro de la trama, y para eso solo basta con ver las ambigüedades que se presentan en algo tan simple como el título de la misma. Por un lado tenemos ‘’Soul’’ como la traducción literal de la palabra ‘’alma’’, pero también es inevitable relacionarlo con la corriente artística del mismo nombre, principalmente difundida entre las comunidades negras de Estados Unidos entre los años 50´y 70´específicamente, por lo que queda clarísimo que el estudio de animación estuve atento a cada detalle posible. Esto no sirve más que para explicar cómo un producto tan complejo puede funcionar de forma efectiva cuando la calidad está al servicio de la obra; por eso no es descabellado imaginar que pueda recibir varias distinciones en la temporada de premios, ya que considero que hay categorías en las que Soul sobrepasa la media.
En el momento que se hacen reconocibles todos estos aspectos es cuando las simbologías y metáforas alrededor de Soul comienzan a tomar forma, motivos por los cuales una cierta parte del público asegura que esta no es una película ‘’para niños’’. En lo personal siempre he defendido la postura de que ninguna película animada es enteramente volcada a un público específicamente infantil y la última cinta de Pixar no es la excepción.
Sin mucho más que agregar, siento que Soul llegó en el momentop justo para volarnos la cabeza. En una coyuntura como la que nos vemos obligados a atravesar, en la que el presente nos encapsula y ahoga, poniendo en tela de juicio nuestros propios sueños y el lugar que creemos ocupar en el mundo, nos llega esta joyita de la animación que nos enseña que lo realmente valioso de la vida se encuentra en el momento que decidimos vivirla; que nuestros más potentes deseos pueden transportarnos en un instante hacia el sendero de la obsesión y que aquellas almas que se encuentran perdidas son las mismas que olvidan los fundamentos de su propia existencia. La vida tiene un solo propósito para todos nosotros: enseñarnos a disfrutar más del viaje que pensar en el destino...
Escrito por: Francisco Rojas Lipuchesky
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