Durante
los últimos años, si se busca, uno puede darse cuenta fácilmente de cómo la
industria del cine de terror pierde cada vez más efecto con cada película nueva
que se anuncia. Y creo que se debe a que la película realmente no importa, los personajes tampoco importan. El monstruo es lo que verdaderamente importa. Siempre se vanagloria a
la criatura/espíritu de turno hasta el punto de darles películas para él solo.
No para continuar una trama interesante o lo que sea, es para que la gente vea
todavía más a ese monstruo y películas como La Monja y Anabelle son ejemplos
perfectos de esto. El terror como tal (en mi opinión) esta bastardeado y uno ya
no siente miedo, se asusta por el screamer que toque pero eso no es miedo, es un
reflejo, cuando algo nos toma por sorpresa el cuerpo simplemente reacciona y al
salir de la sala de cine generalmente no sentimos nada por lo que acabamos de
ver, no sentimos que se nos esté acechando o que estemos en peligro, no
sentimos verdadero miedo.
Hace
ya unos pocos años nuevos directores están incursionando en un “nuevo” tipo de
terror. Uno con el que el espectador pueda empatizar más y su mente no tenga
que estar divagando por la pantalla buscando en que esquina se esconde el
próximo screamer. Películas como Hereditary, The Lighthouse, The Witch, No
Respires e incluso La Niebla son películas que buscan hacernos sentir mal,
dejarnos confundidos, consternados e impactados. En pocas palabras, dejarnos
mal cuerpo. La película de la que voy a hablar esta vez es parte de esta nueva
línea de terror que apunta más a lo psicológico que al simple susto y se llama:
Midsommar.
Midsommar
es una película estrenada en 2019 dirigida y escrita por Ari Aster, quien
también dirigió y guiono la ya mencionada Hereditary en 2018. Midsommar nos
cuenta como Dani, una chica que acaba de sufrir una perdida, emprende un viaje
junto con su novio Christian y unos amigos de este a una comuna ancestral en
Suecia, como parte de un proyecto de investigación universitario.
Esta
película desde un inicio instala su propio ambiente, uno de incomodidad y que
parece que nos está expulsando como si no formáramos parte de esto, no nos
quiere en ella e internamente nosotros tampoco queremos formar parte de esto
porque sentimos que algo no está bien con la situación y los personajes. Sé que
suena rebuscado pero déjenme explicarles que es lo que hace esta película. Nos
pone fácilmente en la piel de nuestra protagonista Dani, quien a causa de su
duelo se siente fuera de lugar y siempre al borde de una crisis. Por su
consternación, sus interacciones con los otros personajes nos hacen querer no
estar viendo eso, no porque nos genere vergüenza ajena, es simple y llanamente
incómodo de ver. Las conversaciones que tiene con los amigos de su novio son raras
porque ninguna de las dos partes sabe hacia dónde llevar la charla más allá de
los clásicos temas banales como la universidad y se siente un claro desagrado
en el aire. Y la relación de Dani con su novio tampoco es mejor, de hecho hasta
podría ser la peor de todas. Obviamente están en un punto muy difícil de su relación y se
siente cierta toxicidad de parte de estos y principalmente del lado de
Christian, quien es obvio que quiere terminar la relación pero sigue en esta
por alguna razón, bien podría ser pena por la perdida que paso su novia recientemente y a lo largo de la película podemos
ver como es ella la que cede y perdona constantemente a su novio, a pesar de que
claramente sea un idiota.
Esto
es algo que quiero destacar pues el trabajo que se hizo en las relaciones es muy bueno, uno puede sentir impotencia y
pena por Dani, nos sentimos identificados por los personajes y nos interesamos
por estos de forma positiva e incluso de forma negativa y eso es de suma
relevancia para las películas de terror, pues porque si no, simplemente estamos
viendo a Jason, Freddy, Leatherface o al monstruo asesino de turno matar a
su tanda de adolescentes, más parecido a un festival de morbo que a otra cosa.
Los personajes son de suma importancia para el espectador porque al conectar
con ellos sentimos preocupación y de ahí nace la tensión en las películas. Necesitamos
a alguien por quien interesarnos para que la acción y el terror florezcan, en
caso contrario los personajes existen porque… alguien tiene que ser perseguido
por el monstruo ¿no?
Realmente
me gusta mucho esta nueva clase de películas de terror. Muchos las consideran
muy lentas… lo cual suele ser cierto pero, nos muestran otra faceta del propio
miedo. Es más sutil, mas inmersivo, más personal. Creo fervientemente que el
verdadero miedo no está en un demonio ancestral o en una persona inhumanamente
fuerte con un cuchillo, porque por mas bien hecho que este sabemos que no es real. En mi opinión el miedo mas poderoso está en lo común, en las situaciones cotidianas que
hace que nuestra imaginación dispare y que nuestro corazón se acelere. Puede
ser en tener que cruzar un pasillo oscuro, en dudar si bajar los pies de la
cama por temor a que algo nos atrape, despertarse a mitad de la noche y
confundir a la silla en la que juntamos ropa con una persona que nos observa en
la oscuridad, está en temer que la persona que camina detrás nuestro quiera hacernos daño. Eso es algo que creo que todos tenemos en común, son cosas que
nos hacen dudar si vamos a estar a salvo o no, incluso en situaciones en las que sabemos que nada malo puede pasarnos. Eso
es lo que buscan estas nuevas películas, ponernos a prueba y dejarnos a flor de
piel, con nuestros sentimientos más bajos al descubierto. Buscan hacernos
sentir incómodos, raros y nerviosos. Y a través de eso es por donde llegan al
verdadero terror, algo que nos deja una sensación extraña en el cuerpo y nos
acompaña por un buen rato luego de salir del cine o de prender las luces.
Midsommar
es realmente una buena película, con una fotografía espectacular y usos de la
cámara que llenan de simbolismo a toda la cinta. Tiene varias lecturas que
pueden hacerse y si realmente te interesa te hace investigar sobre lo que viste
y te incita a ver los planos con mucho cuidado y detalle en busca de pequeñeces que pasaste por alto. También debo destacar
la actuación de Jack Reynor como Christian y por sobre todo a Florence Pugh, a
quien quizás no reconozcan o tengan muy en cuenta pero deben saber que la
rompe en su papel de Dani. Su actuación es sencillamente increíble y llega a un punto en el que es
hasta desgarradora. Pero bueno, como todo, la película tiene sus varios
defectos. Realmente empieza muy bien, desde un principio plasma de forma genial
el tono por el que va a seguir a lo largo de sus dos horas de duración, pero a medida que esta sigue no hay una
evolución de los personajes o una continuación de la trama. Se deja llevar por
el gore y la crudeza y deja de lado su historia hasta el último tercio de
película, pero que al verlo uno siente que falta algo, algo que complemente
bien e iguale las situaciones por las que pasaron los personajes para que su
final se sienta correcto y natural. Hace falta un último clavo, por
decirlo de alguna forma.
Si
soy sincero, Hereditary es mejor, al menos narrativamente. Cierra mejor con las
ideas que propone y no se enrosca tanto en darte cientos de lecturas y detalles
que se pierden a simple vista. Por supuesto que eso es parte del encanto de
Midsommar pero si uno no presta atención estos detalles perdidos
no aportan nada. Tampoco creo que sea una película para verla con amigos, pasan
tantas cosas extrañas y bizarras que en un grupo grande los va a hacer reír,
por lo que es de esas películas para ver solo y en la oscuridad.
Ari
Aster es un director excepcional, dedicado y que se nota que pone mucho cuidado
al detalle y a la dirección de actores. Francamente también creo que esta algo
loco para hacer películas como las suyas pero eso simplemente lo hace todavía mejor. Es
obvio que debutar como director con Hereditary fue básicamente tirar la casa
por la ventana, pues hizo una película tan buena que ni el mismo pudo igualar
el impacto, la frescura y la genialidad de esta. Claramente no pretendo decir
que Midsommar es mala o algo parecido, es muy buena y muy interesante de ver.
Que todo pase a plena luz del día es un detalle que contrasta lo perturbador de
la situación con la seguridad que nos hace sentir la luz del día y es una vuelta de tuerca muy interesante. Por
supuesto que no es para todo el mundo, habrá varios a los que no les guste este
tipo de películas y está bien, no soy quien para decirles que consumir y
honestamente deberían ignorarme si les dijera tal cosa, vean lo que gusten pero
no se cierren a nuevas cosas, quizás encuentren algo que no esperaban y se den
cuenta de que las películas de Anabelle son sencillamente, una mierda.
¿Deberías ver: Midsommar? No
estaría mal que lo hagas.
-Escrito por: Fabricio Viccini-
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