Si hay algo que ha tenido especial relevancia en los últimos
años, son los medios de consumo. Cómo y qué productos consumimos define en gran
medida el tipo de sociedad en la que vivimos, con sus altos y bajos.
Unos de los medios que se han visto en constante evolución
son los referidos a la comunicación y al entretenimiento. Las series,
transmitidas en su mayoría por medio de
servicios de streaming, han sido las que más importancia han tenido desde hace
ya un tiempo para el público. Los modos de consumir estas series han evolucionado
gracias al internet, principal medio por el que circulan estas plataformas.
Otro gran ejemplo de cómo se han alterado los contenidos consumidos es el
formato de podcast; descendiente
directo de los programas de radio, con la diferencia de que son publicados de
forma digital para que pueda ser escuchado cuando y donde el oyente
prefiera. No responden a horarios
pautados ni a intereses propios de una radio de frecuencias FM o AM, lo que
verdaderamente caracteriza a uno del otro es la inmediatez con la que responde
a la demanda, provocando así un punto de quiebre dentro de este medio: la
cercanía que separa al oyente del creador de contenido.
Pendleton Ward (conocido por ser el creador de la famosísima
‘’Adventure Time’’) decidió crear una serie animada inspirándose en las
entrevistas llevadas a cabo por el comediante Duncan Trussell en su programa de
entrevistas en formato podcast, ‘’The
Duncan Trussell Family Hour’’; dando nacimiento así a ‘’The Midnight Gospel’’, una de las joyas más encantadoras y
bizarras que ha sacado Netflix en los últimos años.

La misma se centra en las vivencias de Clancy Gillroy, un
‘’spacecaster’’ (‘’Podcastero del espacio’’ vendría a ser su traducción
literal) que utiliza una máquina de creación de universos paralelos para llevar
a cabo una serie de entrevistas a lo largo y ancho de la galaxia. Las charlas
van atravesando distintos tópicos a lo largo de su primera ,y única, temporada
estrenada en Abril del 2020. Los temas de cada entrevista van cambiando acorde
la serie avanza: magia, meditación, la introspección, el perdón, las drogas y
el temor ante la muerte son algunos de ellos. Todo está contado y expresado de
manera super bonita e interesante: ya sea la constante paleta de colores vivos
o la profundidad con la que se charla del ciclo de la vida, la atmósfera de
lógica ‘’Entrevistador/ Entrevistado’’ se siente desde el primer al último
minuto de la serie. Uno no está viendo un dibujito animado de personajes
atípicos haciendo cosas atípicas, sino que es testigo de conversaciones muy
profundas entre dos seres que se están expresando de forma libre y cómoda, el
guión no se ensaya porque el guión no existe.

En la escala de importancia dentro de la construcción de la
serie, los diálogos están en la cima de esta. Son el principal motor y encanto
de la misma, y estamos hablando de un producto que visualmente es hermoso. A
diferencia de otros productos similares, siendo una de las comparaciones más
repetidas la que busca emparentar a The
Midnight Gospel con Rick and Morty, los diálogos se apoyan
casi en su totalidad de conceptos existencialistas cargados de metáforas y sus
marcos teóricos de aplicación. Mientras la obra de Dan Harmond es claramente
una serie apoyada en pos de la comedia desacatada, Pendleton busca alejarse de
manera gradual de su lado más cómico al traernos momentos muy emotivos que
perduran a lo largo de la historia de Clancy. No estoy afirmando que Rick and Morty carezca de momentos
sensibles y emotivos, porque los tiene a montones, pero la comedia se hace
latente a cada momento a lo largo de sus 4 temporadas, cosa a la que la serie
de Netflix le escapa. La principal diferencia radica en que The Midnight Gospel busca transmitirle
al espectador esa constante sensación de seguridad, entendida como confianza
plena en el formato que están adaptando. Ya sea para llevar a cabo todas las
entrevistas, con sus paralelismos entre una y otra, por el camino temático de
la vida y la muerte: ya que entender, y superar este balance, es la principal
misión de autodescubrimiento del protagonista. La historia de Clancy es la
historia de Duncan, que inspiró todas sus entrevistas y diálogos con uno de los
momentos más tristes de toda su vida: el fallecimiento de su madre a causa de
un cáncer. Es por eso que entre los episodios se notará una muy sutil pero
efectiva manera de romper la cuarta pared: a menudo el entrevistado o la
entrevistada confundirá el nombre de Clancy con el de Duncan; en lugar de ser
omitido o corregido en el proceso de posproducción, esto se deja de forma
deliberada en el corte final. Lo que se busca hacerle saber al espectador es
que esta no es una serie ni tampoco un podcast, es algo que va mucho más allá
de esos dos formatos. Incluso hay un episodio en donde se ven interferencias
que dejan ver las grabaciones reales de donde salieron esos mismos diálogos: la
animación no es más que un medio para hacerte llegar el mensaje de cada
capítulo, no es la piedra angular o el sostén por el que se mantiene erigida la
serie. Tanto el aspecto visual como el narrativo coexisten de manera paralela a
la historia, como si escucharas tu tema favorito de toda tu vida y cerraras los
ojos para dejar que las melodías armen imágenes en tu cabeza; ese ensayo
introspectivo es The Midnight Gospel.
En palabras del propio Duncan, la elección de los diálogos de
la serie son ‘’Momentos en los que mi
vida ha cambiado, gracias a las palabras que oía de los invitados’’. De esta manera podemos reconocer en el mismo
Clancy muchísimos rasgos de su propio inspirador, quien a esta altura es obvio
aclarar que es a quien le presta su voz. Entre todo lo que es identificable del
autor dentro de su obra,lo seguro es afirmar que su razón de ser es dar un
mensaje en favor del crecimiento a nivel espiritual. En una primera instancia
de presentación, se nos presenta a Clancy evitando cualquier tipo de problema
dentro de su cotidianeidad: hablar con su hermana para resolver sus problemas o
darle mantenimiento adecuado a su máquina creadora de universos simulados, son
tareas a las que no dedicará su tiempo y ocasionarán problemas en un futuro.
Todo esto provocará que el personaje, Duncan y el espectador (siendo todos la
misma persona, la misma esencia) aprendan de cada episodio y de sus errores.
Duncan es, por sobre todas las cosas, un tipo lanzado que
disfruta de tomar todos los riesgos posibles y eso es lo que mejor puede
transmitir al espectador; ya sea como oyente de sus podcast originales o
sentado mirando su serie en Netflix. Todo esto se logra transmitir con una
distancia tan limitada entre ‘’artista y obra’’ que uno no puede evitar
quedarse, en el menor de los casos, reflexionando acerca de todo lo que ha
visto u oído. Es una serie que recomiendo enormemente a todo aquel que quiera
ver algo distinto a lo que está acostumbrado y que esté dispuesto a romper
barreras para poder tener un diálogo introspectivo sostenido a lo largo de sus
8 cortos capítulos (ninguno supera los 30 minutos de duración).
Considero que seguir explayándose en temas referidos a la
estructura de cada capítulo arruinaría parte de la experiencia de ver The Midnight Gospel; y no me refiero a
los spoilers, ya que la historia no necesita plantearte un plot twist o dejarte
atornillado esperando una segunda temporada para ganarse su interés, nada de
eso encontrarás en la obra de Duncan y Ward. Como dije anteriormente, la serie
se atreve a ir siempre un paso más allá y dejarte cautivado por su belleza y
simbología. ¿Es un viaje complicado o
confuso? Por supuesto, pero estoy en condiciones de asegurar que no le pasará
por al lado a nadie. La sutileza se la dejamos para sus metáforas, porque el
impacto en cada uno de nosotros hará el trabajo restante, dejando a nuestra
propia consideración qué aspectos son los que nos apropiaremos, cuáles
descartaremos y con qué versión de nosotros mismos nos iremos a dormir al final
del dia.
Escrito por: Francisco Rojas Lipuchesky.
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