
Jojo Rabbit es la última película dirigida, escrita, producida y actuada por el director
neozelandés Taika Waititi (‘’Lo que hacemos en las sombras’’, ‘’Hunt for the wilder people’’,
‘’Thor: Ragnarok’’, etc.) estrenada a fines del año 2019. La misma recibió críticas, en su
mayoría positivas por parte de la audiencia y de la prensa. Siendo su logro más resonado
el Oscar obtenido en el año 2020 en la categoría de ‘’Mejor Guión Adaptado’’ ya que la
historia contada por Taika encuentra su principal inspiración en la novela ‘’Caging Skies’’ de
la escritora oriunda de Estados Unidos, Christine Leunes; como así también el premio al
‘’People choice’s awards’’, el galardón más importante durante el ‘’44.° Festival Internacional
de Cine de Toronto’’ el 8 de septiembre de 2019. A su vez recibió las nominaciones a
‘’Mejor Película de Comedia o Musical’’ y ‘’Mejor Actor en Comedia o Musical’’ para Roman
Griffin Davis, en el papel del joven protagonista durante el evento de los Golden Globes
también llevados a cabo en
el año 2020.

La misma nos posiciona en
la visión de Jojo, un niño
alemán de 10 años adulador
del régimen nazi que forma
parte de las líneas de la
Juventud Hitleriana durante
el ocaso de la segunda
guerra mundial. Él descubrirá que su madre, interpretada por Scarlett Johansson, tiene
escondida en su casa a una niña judía, Elsa (Thomas Mckenzie). Todo esto provocará que
el niño comience a cuestionarse sus propias creencias, en compañía de su amigo
imaginario Adolf Hitler (interpretado por el mismo Taika Waititi).
Definida como una ‘’sátira anti-odio’’ por el propio director, JoJo Rabbit es mucho más que
eso. Su combinación de humor irreverente e ideas serias definitivamente no será del gusto
de todos, pero es justamente estos aspectos en los que considero que se sostiene su
principal atractivo.

Con un desfile enorme de personajes y actores dotados, se encuentran
sus principales grises dentro de la historia. Partiendo justamente del protagonista y su
adorable (de a ratos odiosa) inocencia; Elsa y su superación en el día a día en un mundo
donde es considerada una enemiga del estado alemán; La madre de Jojo, Rosie, como la
voz de la razón y el principal choque emocional al que se expondrá su hijo a lo largo de toda
la historia, presentándonos posiblemente los momentos más íntimos y potentes de toda la
cinta; y el capitán Klenzerdorf, interpretado por un siempre sobresaliente Sam Rockwell,
como un oficial del ejército alemán venido a menos que encontrará un desarrollo interno
enorme, reflejado en la inocencia de Jojo y solidificando posiblemente el personaje más
complejo de toda la cinta.

En cuanto a los personajes menos memorables puedo destacar a
Fräulein Rahm, la instructora del campamento al que acude el pequeño Jojo interpretada
por Rebel Wilson, pero que no aporta mucho a la narración más que un alivio cómico que
puede pecar de exagerado o insoportable y al ‘’Hitler imaginario’’ de Taika, ya que funciona
como el principal medidor de pautas de desarrollo del protagonista, a medida que Jojo
evoluciona en la historia, la que ‘’involuciona’’ es justamente su proyección del Führer, que
pasa de ser caricaturesco al principio a un monstruo iracundo sobre el final de la película.
¿Es efectiva la metáfora sobre ‘’el amigo imaginario’’? Por supuesto, pero el chiste en torno
a eso se agota a medida que avanza la historia.
Películas que tengan como contexto el régimen Nacionalsocialista o incluso los
acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial hay de sobra, y las comparaciones con esta
cinta son moneda corriente. Posiblemente el principal espejo con el que se comparó a Jojo
Rabbit es con ‘’La vita è bella’’ (1977) de Roberto Benigni, ya sea por contexto histórico de
la narración, o simplemente por la puesta en escena. En lo personal considero que hay un
abismo enorme entre una obra y la otra.
Mientras Roberto nos presenta una obra que él
considera una parodia del holocausto, siento que se cae a mitad de camino en sus
metáforas y el resultado final es una obra que necesita apelar a lo emotivo para contar su
historia, la hace dependiente de esta sensación para con el espectador, provocando que la
película se quede a mitad de camino en lo referido a sus metáforas y alegorías,
simplemente no terminas de creerte el mundo creado por Benigni. Jojo Rabbit, en cambio, si
apela a las emociones pero las acompaña de la mano con un guión excelentemente
contado y una ejecución básicamente perfecta. Apelando a los planos subjetivos desde su
inicio, todo repercute en un acto final que se siente correcto en la narrativa y eficaz como
desenlace en lo referido
a sus personajes. Es
solemne en la medida
justa y evita caer en el
pecado del desenlace
soberbio.
Todo lo anteriormente
expresado, de poco
serviría si la cinta de
Waititi no tuviera una
buena producción y puesta en escena que la acompañe, les aviso que pueden respirar
tranquilos ya que se siente extremadamente correcta a nivel visual. Los planos y formas de
contar el aspecto cómico de alguna manera traen reminiscencias a directores dentro del
género, siendo quizás el más claro el cine de Edgar Wright (‘’The shaun of the dead’’, ‘’Baby
Driver’’, ‘’Scott Pilgrim vs. the world’’, entre otras) con sus cortes acelerados y panoramas
cerrados, provocando que toda tu atención se vuelque de forma visual en el chiste y en
cómo se intenta resaltar del resto del guión, este recurso funciona a modo de ´’releaf´´
cómico en una película que, como dije anteriormente, apela mucho a lo emocional.
Todo
este aspecto se sostiene maravillosamente en el guión, que se nutre principalmente de la
visión disparatada de la sociedad alemana durante la etapa final del nacismo.
Refiriéndome al aspecto visual, son los colores cálidos y los ambientes vivos y alegres los
que nutren la mayor parte de la película, como corolario de una sociedad inundada de
propaganda nacionalsocialista que ignoraría el devenir de la Segunda Guerra.

A diferencia
de muchas películas del género, Jojo Rabbit no dedica la mayor parte de su tiempo a
mostrarnos locaciones oscuras y paisajes sombríos, en
todo momento es el punto de vista del niño el que
nosotros vemos, y la película es extremadamente
consciente de eso. Es en la fotografía donde encuentra su
principal fortaleza visual, ya que todo se siente
particularmente fresco y armónico en relación a la historia
que se nos quiere contar.
Todo esto acompañado de una
banda sonora impecable, que a estas alturas resulta difícil
pensar un panorama en el que no te emocione el recorrido
musical que guía a toda la obra pero que a la vez sirve
para ponernos en contexto con la historia, mención
honorífica a la secuencia inicial en la que se nos presenta
una solemne comparación de la ‘’Beatlemania’’ con el
fanatismo popular que despertaba el Tercer Reich, todo
esto acompañada por la adaptación al alemán de
‘’I Wanna hold your hand’’ de la legendaria banda de
Liverpool.
En conclusión, Jojo Rabbit es un hermoso viaje de sensaciones que viene a interpelarnos a
todos, ¿Esta interpelación atraviesa a cada espectador por igual? Absolutamente no, y eso
es su principal valor.
Es una película sobre una madre protegiendo a su hijo de un mundo
amenazante y carente de amor. Es la historia del capitán Klenzerdorf que intenta lidiar día y
noche con los prejuicios y el abandono de sus principales referentes. Es un relato sobre la
amistad de dos niños que se protegen cuando afuera no hay nada más que peligro, y se
mantienen vivos a base de inocencia. Es la obra que nos demuestra que no hay nada más
absurdo que el prejuicio, ya que ningún sentimiento es definitivo y que la verdadera libertad
radica en bailar ante la adversidad. Es una historia en la que el pequeño Jojo viene a
enseñarnos que, aunque sea por un día, todos podemos ser héroes.
‘’Deja que todo te suceda
La belleza y el terror
Sólo sigue adelante
Que ningún sentimiento es final’’.
Rainer Maria Rilke
Escrito por: Francisco Rojas Lipuchesky
Nota: 8.5/10