La historia de The Little Shop of Horrors o La Tiendita de los Horrores es algo larga y cuenta con varias adaptaciones. Originalmente fue estrenada en los sesenta como una película de serie B (películas de bajo presupuesto), con un tono más policial/comedia negra. En su estreno pasó sin pena ni gloria pero actualmente es una de las películas de clase B más famosas. Posteriormente y por alguna razón se la hizo una comedia-musical de Broadway, la cual resultó bastante famosa. En 1986 The Little Shop of Horrors es llevada a los cines una vez más, pero esta vez basándose en la versión musical de Broadway y con un mayor presupuesto que en su versión original.
The
Little Shop of Horrors cuenta la historia de Seymour (Rick Moranis), quien
trabaja en una pobre florería junto con el amor de su vida, Audrey (Ellen
Greene). Durante un misterioso eclipse solar Seymour encuentra una extraña
planta y la lleva a la tienda, la cual se convierte en un éxito y se abarrota
de clientes atraídos por esa nueva y extraña planta, a la cual nombran como
Audrey II. Posteriormente Seymour descubre que Audrey II no necesita agua, ni
nutrientes ni abono para crecer, sino que se alimenta de sangre humana.
Ambas
versiones cinematográficas tuvieron grandes actuaciones, tanto de sus
protagonistas como de los tantos actores invitados a hacer cameos. Pero
claramente solo voy a hablar de esta versión del 86 (porque no vi la de los 60 básicamente).
Empecemos con el personaje de Audrey, interpretada por Ellen Greene, quien
realmente no es actriz de cine sino de teatro. De hecho es ella quien
interpreta a este mismo personaje en la versión teatral. Ellen Greene no solo es una gran actriz, tambien tiene un
poder vocal increíble a la hora de cantar y a pesar de que interprete su papel
con una voz tan aguda e irritante al nivel de querer arrancarle la tráquea realmente no creo que a nadie se le haya podido ocurrir una
mejor opción que ella para dicho papel. Luego tenemos al genial Steve Martin en
el papel del novio abusivo de Audrey y debo decir que todos van a disfrutar de
su papel tanto como se nota que él lo hizo. Tiene un gran número musical y una
escena súper memorable con Bill Murray, quien hace un pequeño cameo. Luego
tenemos a la planta carnivora Audrey II, una marioneta gigante con la voz del
cantante Levi Stubbs (en el párrafo siguiente me detendré a hablar de él con
más detenimiento). Por ultimo pero no menos importante, Rick Moranis, un
comediante canadiense que realmente hizo suyo el papel de Seymour. Quizás no
tenga el poder vocal más destacable de la película, pero su trabajo a nivel
actoral es impecable, y esto es así por todas sus escenas con Audrey II, las
cuales debieron ser grabadas en Slow Motion con tal de que la marioneta de Audrey II se viera de
forma fluida en la versión final de la película.
Como
dije, es momento de hablar de Audrey II, un gigantesco títere/animatronico que
se roba cada escena donde aparece y no solo por la increíble voz de Levi
Stubbs, sino por la calidad y fluidez en cada uno de sus movimientos. Ahora
mismo con lo avanzada que esta la tecnología de efectos especiales Audrey II
sería solo otro efecto CGI, lo cual no tiene por qué quitarle méritos de
ninguna forma, pero en serio, miren una de sus canciones y aprecien el trabajo
en efectos prácticos que hay invertido en esa monstruosidad que llegó a pesar
alrededor de una (1) tonelada y debía ser operada por muchísimas personas.
Sinceramente me parece uno de los mejores trabajos en efectos prácticos junto
con los de Jurassic Park. Esto no es de extrañar realmente, pues el director de
la película fue Frank Oz, quien trabajo dando vida a varios de los Muppets más
conocidos como Miss Piggy, El Monstruo come galletas, Fozzie el oso y también a
Yoda en Star Wars, por lo que experiencia con este tipo de trabajo no le falta.
Hace unos días estuve hablando con un amigo sobre The Greatest Showman y como sus canciones eran buenas, pero no aportaban nada a la trama y a los personajes más que espectacularidad, lo cual no es en sí malo pero resta mucho del poder que significa ser un musical. Los buenos musicales utilizan sus canciones como método de introspección, para que el espectador conozca a los personajes y lo que pasa en sus cabezas y corazones. Cosa que The Little Shop of Horrors hace con maestría. Cada una de sus canciones sirven para adentrarnos en los sueños y situaciones de los personajes, y no es una sorpresa que sus canciones sean tan buenas, pues fueron escritas y compuestas por Alan Menken, que quizás no reconozcan por su nombre pero sus trabajos hablan por sí solos: La Sirenita, La Bella y la Bestia, Aladdin, Pocahontas, El Jorobado de Notre Dame, Hercules, Enredados, etc. Así es, estamos hablando de una calidad nivel Disney.
Al igual que
su versión de los 60, The Little Shop of Horrors (1986) realmente no tuvo un
gran impacto en su estreno por más que haya sido nominada a los Oscars por su
uso de efectos especiales con Audrey II y a Mejor Canción Original por “Mean
Green Mother From Outer Space”.
Actualmente es una de los musicales más populares y queridos de la historia y
considerada como un clásico de culto por ser una obra maestra en su uso de
efectos y canciones entrañables y geniales. Realmente recomiendo verla si les
gustan los musicales tanto como a mí, y si no les gustan, también véanla, a lo
mejor les termina atrayendo este mundo. Por cierto, la película tiene 2 versiones,
un “Final Feliz” con el que se estrenó originalmente y la versión del director
cuyo final es precioso y un derroche de dinero y efectos especiales que son una
gozada de ver, así que realmente recomiendo ver esta última.
¿Recomiendo ver: The Little Shop of Horrors? Por supuesto que sí.
-Escrito por: Fabricio Viccini.
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