Pasando viñeta.
Apelando al criterio propio, y auspiciado por un amor poco convencional por las novelas gráficas que puede pecar de puritano, considero al mundo de los Cómics como una de las más potentes expresiones artísticas de la era. Mi niñez se vio fuertemente atravesada por las incontables viñetas heroicas que nos describían las maravillosas aventuras de nuestros héroes de turno, convirtiéndose en mi lectura primordial de cada día. Había un nivel de distanciamiento inconsciente que provocaba un estado de completa invulnerabilidad mientras recorría sus páginas y me sumergía en las historias, todo lo que leía era maravilloso pero sabía perfectamente que (al margen de la subtrama que puede llegar a contar cada historieta) nada era real, no había un peligro verdadero que pueda afectar mi calma o incluso el mismo curso del universo, solo un niño leyendo su cómic en la habitación. Todo eso desapareció cuando cayó por primera vez en mis manos un ejemplar de Watchmen…
Alan Morre y Dave Gibbons son los encargados de darle forma y espíritu a esta obra para estrenarlo al público en el año 1986, en la misma buscan resignificar mediante una ‘’vuelta de tuerca’’ la lógica de los cómics hasta ese momento. En este universo alterno, los superhéroes surgen y se consolidan entre las décadas de los 40 y 60, para posteriormente pasar por una crisis que llegaría a su punto más alto en los 80´ (etapa en la que se desarrollará el hilo central de la historia). El dato más llamativo de esta construcción narrativa, es que la misma se trata de una realidad alternativa a la nuestra, en donde toda la historia a lo largo de esas décadas será intervenida por el surgimiento de estos ‘’superhéroes’’ que vinieron a invadir esta suerte de revisionismo histórico, trabajando para los intereses del gobierno estadounidense; a veces actuando como fuerza de choque para las protestas sociales que estaban surgiendo, a veces para intervenir en conflictos bélicos de envergadura como La Guerra de Vietnam. De esta forma, tomaron los elementos cotidianos que presentaron otras empresas, como Marvel y su catálogo de personajes, y lo convirtieron en algo verdaderamente realista. Watchmen habla de paranoia, locura, violaciones, guerra, el temor a un holocausto nuclear, etc. Con esto, no solo el contexto era real e inquietantemente reconocible para la época, sino que sus mismos personajes representaban este realismo no solo en el contexto del cómic; sino como personas reales dentro del mundo real, enfrentándose a problemas reales, pero usando los recursos narrativos de la historieta superheroica.
La historia comienza en una noche de octubre en el año
1985. La policía se encuentra
investigando el asesinato de Edward Blake, quien murió lanzado desde lo alto de
su departamento en New York. En medio de la investigación se cuela por la
escena del crimen el justiciero enmascarado Rorschach,
quien descubre que el difunto era también El
Comediante (otro justiciero retirado, que en el pasado compartieron filas
dentro de su agrupación de encapuchados contra el crimen, Los Minutemen). Ante tal espectáculo, Rorschach comienza a
sospechar de que este crimen está lejos de ser un ‘’ajuste de cuentas’’ y que
alguien está de hecho detrás de los antiguos justicieros, quienes ahora se
vieron reducidos a vivir en la clandestinidad y con vidas totalmente normales
ya que una disposición gubernamental prohibió sus actividades de forma
absoluta. De esta manera se nos presenta el mundo que habitan estos héroes, en
donde se encontrarán paralelismos inmediatos a la época que transcurre la
historia. Los personajes principales están encarnados justamente en la figura
de estos héroes: ‘’ El Comediante’’,
un veterano de Vietnam, con una tendecia preocupante a la violencia y el
asesinato ; Búho Nocturno, encarnando
la sensatez y el deber, quien debe lidiar con el hecho de heredar todo el peso
de su traje, que pertenecía a otro oficial quien se lo otorgó para continuar su
legado; Espectro de Seda, quien al
igual que Búho Nocturno tuvo que heredar su obligación superheroíca (la
anterior Espectro de Seda era justamente su madre) , Ozymandias, descripto como portador de una inteligencia casi
sobrehumana, terriblemente calculador y perceptivo; Rorschach, uno de los personajes más misteriosos y cautivadores,
está dispuesto a todo con tal de dar con la verdad y la justicia (actúa como
una suerte de narrador y testigo de todos los eventos que van a suceder en el
comic) y el Dr. Manhattan, un ser
omnisciente y omnipresente, que en su pasado fue un joven y prometedor
científico hasta que fue expuesto a una serie de radiaciones que le otorgaron
capacidades típicas de un ser superior (a menudo se lo representa y define como
‘’un dios en la tierra’’).
Comenzando como un típico cómic al mejor estilo noire, rápidamente se nos irán revelando
secretos y desenlaces que van más allá de lo que nos pudimos imaginar cuando
apenas leíamos las primeras páginas. El uso de los diálogos y de los colores
son las características más destacables de la obra de Moore y Gibbons,
mostrando un aspecto fuertemente disruptivo al romper con las reglas que
usualmente se usaban a la hora de crear un cómic de alcance tan popular. El
clima que predomina en la historia es el de la podredumbre refiriéndome tanto a
la higiene como a la realidad contextual y un sentimiento de constante peligro
que se viven en el ambiente dentro de Watchmen.
La lectura del mismo nos presenta un mundo que está llegando a los límites
de la calma, en donde en cualquier momento sentís que todo puede irse al
demonio en un segundo, recordemos que el contexto fijo que usan para llevar a
cabo la historia es en ‘’La Crisis de los Misiles’’- período dentro de la Guerra Fría en la que toda la población
de Estados Unidos, Europa y el mundo estaban en constante temor de que se lleve
a cabo un conflicto nuclear entre las principales potencias que pondría en
jaque la historia de la humanidad-, por lo que no es un elemento que pueda ser
dejado al azar. Todos los componentes nombrados
anteriormente llegan a un punto clave sobre el final de la narrativa, en donde
no vas a poder evitar sentir un vacío enorme en el pecho y un sabor agridulce
en la boca; no esperes bajo ningún punto de vista un final feliz porque nada
podría estar más lejos de la realidad. El desenlace te escupe toda su porquería
en la cara y te dejará asimilando lo que acabas de experimentar durante un
largo rato, consolidando lo que es (hasta el día de la fecha) el mejor cómic
que leí en mi vida.
La adaptación
fallida.
El éxito de la obra de Moore pedía a gritos una adaptación
en formato cinematográfico, cosa que terminó sucediendo en el año 2009 a manos
del mismísimo Zack Snyder (‘’Batman vs Superman’’, ‘’Man Of Steel’’, entre
tantas otras obras) que tuvo críticas variadas. Sus principales puntos fuertes
están en el uso de los diálogos y la construcción de algunos de los personajes
más memorables del cine superheroico. Sin embargo, sus debilidades más notables
son aquellas decisiones artísticas que se alejan de todo lo que hace única a la
obra gráfica de Alan Moore, que incluso llegó a ser definida como ‘’la obra más inadaptable de la historia’’.
En lo personal considero que la película tiene buenas intenciones en términos
cinematográficos pero que no logra ni por asomo captar la verdadera esencia del
cómic, dando como resultado una película que visualmente es muy vistosa y de a
ratos espectacular, pero que carece de un verdadero propósito o espíritu. Mi
postura de que una película, serie, videojuego, etc, que tenga una inspiración
comiquera o literaria debe funcionar principalmente como COMPLEMENTO de la obra
original, es una postura que comparto de forma abierta y esta película es el
claro ejemplo de mi punto de vista; ya que no lograr esto lo que considero
determinante para saber si se trata de un producto de calidad o no. Es
llamativa la enorme diferencia de calidad narrativa entre ambos finales;
mientras la dupla Moore y Gibbons nos entregan un desenlace perfecto
(terriblemente angustiante), en el que todas las piezas que vas juntando a lo
largo de la historia encuentran un lugar y un propósito en el que absolutamente
nada se siente forzado o con cabos sueltos, en cambio Snyder me da la sensación
de que se quedó sin nafta cuando desarrollaba su final. No se siente un peso
específico en relación a las consecuencias que ves en la pantalla a la hora de
cerrar una película de casi 3 horas de duración, todo se siente terriblemente
anticlimático. Snyder sacrifica la carga metafórica del desenlace, por un
espectáculo visual y sonoro digno de cualquier película de acción promedio.
Funciona muy bien en una sala de cine, pero no te deja nada verdaderamente memorable. De todas formas recomiendo verla ya que puede
ser interesante para todo aquel que se interese por este subgénero tan
particular como es el cine de superhéroes.
Tic-Tac, el reloj
sigue corriendo...
Si le dedique tanto espacio a todo
lo anterior, es porque se me hace imposible hablar de la serie adaptativa de
HBO sin pasar anteriormente por la obra de Moore. La serie lanzada en el año
2019, creada por Damon Lindelof, es una secuela directa del material gráfico y
no de la película como se pensaría inmediatamente. La misma nos sitúa en la
actualidad en la ciudad de Tulsa, Oklahoma, más de 30 años después de los
sucesos que finalizan el cómic. Las consecuencias del desenlace en la historia
de 1986 se ven de forma directa; el constante temor a otra amenaza que podría
aniquilar a millones de personas en cuestión de segundos; el contexto racial
que se ve atravesado por un resurgimiento del ku klux klan (que ahora enaltece
la figura del difunto Rorschach como
un mártir a la hora de justificar sus actos racistas) bajo el nombre de ‘’La
Séptima Kaballería’’ y su constante guerra civil que atraviesan con las fuerzas
policiales, quienes ahora deben actuar como enmascarados a la orden de la ley a
modo de protección; un Ozymandias que debe vivir en el exilio por sus crímenes
contra la humanidad y la ausencia física del Dr. Manhattan, quien se exilió en el planeta Marte una vez finaliza
su arco argumental en el comic original y quien tiene a toda la población a la
espera de su regreso. Lo importante del relato dentro de la lógica Watchmen es justamente describirnos una
sociedad podrida y en constante estado de alerta (en los que se siente de forma
incesante una calma muy tensa).
La serie arranca mostrándonos los disturbios raciales
sucedidos en Tulsa en el año 1921, en donde los supremacistas blancos
masacraron prácticamente a toda la población afrodescendiente de la zona. Una
de las curiosidades más fuertes de este primer momento es que justamente se
trata de un suceso histórico que existió realmente, todo esto se puede apreciar
desde el punto de vista de un niño que logra escapar de la masacre. Dicho
personaje será muy importante para los eventos futuros que narrará la historia.
Si bien la serie nos va presentando distintos personajes y
puntos de vista, el amrco argumental principal es el de Ángela Abar -actuada
por una siempre sobresaliente Regina King- una policía enmascarada que responde
al nombre de ‘’Sister Night’’ encargada
de capturar, interrogar (tortura mediante) y apresar a miembros de la Séptima
Kaballería. En la víspera de Navidad de
2016, durante un evento que se conoció como la «Noche Blanca», la Séptima
Kaballería atacó las casas de 40 policías de Tulsa. De los que sobrevivieron,
sólo dos permanecieron dentro de la fuerza policial: la Detective Angela Abar y
el Jefe Judd Crawford (Don Johnson). A medida que se reconstruía la fuerza
policial, el perpetuo presidente Robert Redford se encargó de aprobar leyes que
requerían que la policía no revelara su profesión y protegiera sus identidades
mientras trabajaban luciendo máscaras, permitiendo que los vigilantes
enmascarados trabajen junto a los oficiales en la lucha contra la Kaballería.
El actor tuvo sus buenas intenciones con una suerte de ‘’reparación histórica’’
para todos aquellos que sufrieron violencia racial, pero definitivamente no
tuvo el efecto deseado. Cuando Crawford aparece misteriosamente ahorcado en
medio de la noche, Ángela se verá forzada a encontrar respuestas
inmediatamente. El camino que se traza a partir de este suceso en la historia
será el detonante de todo lo que se contará a lo largo de sus 9 capítulos. Otro
de los actores estelares que tendrá un papel vital será Jeremy Irons,
encarnando a un Ozymandias viejo y recluido de la sociedad, quien debe aprender
a lidiar con las consecuencias internas de sus actos, a la par de planear desde
las sombras la huida de su ‘’arresto domiciliario’’.
En cuanto a la construcción del relato de Lindelof, una de
las primeras dudas que surgen es si debemos o no haber leído el cómic original
para entender la propuesta televisiva. Mi respuesta es un no pero ambiguo; todo
lo que te presenta la serie será posteriormente explicado y explorado de forma
muy correcta, sin embargo esto no comienza a suceder hasta pasada la mitad de
la serie (es a partir del capítulo 5 que el espectador comienza a tener ciertas
respuestas para ir armando el rompecabezas) por lo que no es obligatorio pasar
por las viñetas. Aún así, considero que leerlas le darán al espectador una
visión mucho más amplia de lo que están viendo y sabrán reconocer de forma
inmediata las constantes referencias al material original.
Uno de los aspectos más resaltables de la serie, y lo que la
hace una de las mejores escritas del año, es justamente que Lindelof recurre a
hacer hincapié en el aspecto conceptual del relato. Como la obra de 1986 fue
muy efectiva a la hora de resaltar los principales miedos del momento, siendo
el holocausto nuclear uno de los más importantes, la serie de Damon nace de la
misma premisa. Preguntarse ¿Cuál es el
principal temor que atraviesa la sociedad contemporánea de Estados Unidos?, es
la base de donde surge el genio narrativo,
es ahí cuando aparece justamente la tensión racial y el ascenso de las
supremacías blancas, justificando sus repugnantes acciones contra las minorías
al autodenominarse los salvadores de las cuestiones puras de su raza, obviamente
asimiladas por estos grupos como superiores a todas las demás. Sin embargo
también se avanzará en torno a una serie de subtramas dentro del relato
principal, siendo el arco de Ozymandias
y el del Dr. Manhattan algunos de los
más interesantes. En referencia a este último, cobrará una importancia vital
sobre el final de la historia, cosa que los fanáticos agradecerán enormemente.
En cuanto a la calidad de los episodios, considero que los
mejores construidos son los que nos ofrecen puntos de vista diferentes de
acuerdo al personaje del que se esté hablando, proporcionando pequeños datos
que, una vez los vamos juntando, podemos llegar a una conclusión de la serie.
En cuanto al desenlace de la misma, no puedo decir que me haya dejado del todo
conforme. Siento que lo mejor de la historia es cuando tenemos más dudas que
certezas, ya que cuando estas son ofrecidas pierden peso en su final en
comparación a las expectativas que les depositamos en este constante juego
detectivesco. Por eso considero que el cierre, en donde condensan todas estas
revelaciones, pierde muchísimo peso al solucionar absolutamente todas las
amenazas en cuestión de minutos. Es necesario recalcar que la serie es la que
más nominaciones a los premios Emmy que se celebrarán en septiembre de este año
llegó a cultivar, llegando a la cifra de 26. Esta cifra me parece correcta y
sensata, pero que no deja de sorprender ya que de primeras peca de ser un poco
excesiva. Sin embargo, creo que algún que otro galardón tiene más que merecido.
En conclusión, Watchmen
es una serie que disfruté mucho, pero que sobre el final siento que se pincha
un poquito. Cumple muy bien con el peso de ser la secuela directa de la novela
gráfica, su contexto me parece muy acertado y en sintonía con lo que se está
viviendo en su país de origen, pero que bajo ningún punto de vista es para
cualquier tipo de público. A los fans del cómic considero que les va a parecer
una propuesta más que interesante la que nos ofrece HBO, aunque no dudo que
algunos puristas del mismo van a saber encontrarle defectos que solo pueden
curarse al darle el tiempo que se merece la historia para desarrollarse,
indiferente de si me gustó el final o no. Para todos ellos, les dejo la promesa
de que Lindelof no perjudica ni anula las ‘’sagradas escrituras’’ del dios
Moore, sino que se encarga de escribir un ‘’Nuevo Testamento’’ a la historia de
los hombres que se creen dioses, y de esos dioses que añoran ser hombres...
Escrito por: Francisco Rojas Lipuchesky.
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