
Una simple frase como ‘’Conseguí tickets para el teatro’’ puede sonar como una noticia
completamente normal, indiferente a la conversación que podrías estar teniendo. Pero en el
momento que cualquier habitante de Estados Unidos decía
‘’Tengo tickets para Hamilton’’ automáticamente se
reconocía como una completa novedad, de esas que no se
escuchan a menudo.
Es que en el momento que hablamos
de Hamilton, automáticamente nos estamos refiriendo a un
fenómeno social sin escalas; al punto de que el chiste entorno a la poca posibilidad de ser espectador de esta obra
se vio numerosamente replicada en series, películas, etc.
Tener acceso a este evento era considerado un sinónimo
de status para la sociedad norteamericana. La historia nos
sitúa en torno a Alexander Hamilton, uno de los padres
fundadores de Estados Unidos, y su ascenso en el poder
hasta convertirse en ese personaje tan influyente para la
historia de norteamérica, ocupando distintos cargos
políticos relevantes; tales como su etapa de General en el
ejército al mando de George Washington, pasando a ser el
primer secretario del tesoro de Estados Unidos y terminar
redactando en conjunto lo que terminaría siendo la
Constitución de dicho país. La letra, la música y el guión
estuvieron a cargo del fenomenal Lin- Manuel Miranda,
quien tiene una carrera súper destacable al estar a cargo
de musicales de la talla de In the Heights (2008) , como así también importantes
participaciones en el cine y televisión; colaboró en la banda sonora de Star Wars: The
Force Awakens (2015) y estuvo detrás de la música en la maravillosa Moana (2016) de
Disney (posiblemente la mejor propuesta en colaboración con Pixar de los últimos años),
entre tantos otros logros dentro de la industria. Es en el año 2015 cuando Miranda presenta
Hamilton en Broadway, y a comienzos de julio del 2020 la plataforma Disney + la estrena en
formato fílmico para que todos los que tengan acceso a ella puedan disfrutarla en sus
hogares. Los premios para el famoso musical son variadisimos y se cuentan a montones;
Un premio Pulitzer, tres premios Tony, la misma cantidad de Grammys, un premio Emmy,
entre otras destacadas distinciones. De esta forma, resulta definitivo asegurar que la crítica
y el público aman Hamilton, por lo que solo queda contestar ¿Qué tiene la obra de LinManuel Miranda que la hace tan popular y cómo logró ganarse su lugar entre los mejores
musicales de la historia de Broadway?
DECONSTRUCCIÓN Y DIVERSIDAD: LAS CLAVES DEL FENÓMENO

El primer aspecto a analizar es el relacionado justamente al matiz artístico de la obra, en
donde se presenta como una perfecta combinación del concepto de ‘’leitmotiv’’ (al que
volveremos constantemente para explicar la construcción de los personajes) acuñado por
Richard Wagner (1813/1883) -
mediante la cual se le asigna una
melodía a cada personaje y a cada
emoción -, con un género al que
generalmente no se lo relaciona a la
noción de melodía, como es el
género del rap.
En Hamilton estos
dos términos representan el carril
mediante el cual se conducirá la
historia. Antes de llegar a los
primeros 5 minutos de la obra, ya se
nos revela todo lo referido a su
estructura; sabemos dónde y cómo comienza, de qué modo se presentarán los conflictos y
el desarrollo de la historia, para finalmente concluir con su trágico final (‘’Quien vive, quien
muere y quien cuenta tu historia’’ exclama el coro en el último acto). La primera canción nos
centrará en la vida del protagonista (sus inicios, su infancia y cómo llegó a Estados Unidos
con los bolsillos vacíos y la voluntad llena). Posteriormente nos presenta a todos los
personajes alrededor de Alexander Hamilton, quienes serán los más determinantes en su
historia, e incluso nos revelan quién se encargará de asesinarlo. De modo tal que el
verdadero valor de la misma no está en saber o no qué sucede con determinado personaje,
sino sumergirnos en su camino (lo importante no es el destino o evitar ‘’spoilers’ porque
simplemente la obra no cree en ellos, lo realmente significativo es de qué modo se nos
cuentan los acontecimientos) al presentarnos todo atravesado por distintas canciones que
nos transmiten una catarata de emociones. La obra de Miranda se sostiene prácticamente
en su totalidad en sus canciones y las representaciones en torno a ellas.
En lo referido a los personajes cabe destacar que absolutamente todos, desde el primer al
último, están maravillosamente escritos y actuados. El nivel actoral es sencillamente
sobresaliente y hay para todos los gustos, marcando una notable y efectiva diversidad que
será clave para entender el atractivo visual de la propuesta; desde el mismo Lin- Manuel
Miranda en su papel protagónico de Alexander Hamilton, un experimentado en Broadway
como Christopher Jackson en la piel de George Washington, Reneé Goldsberry como
Angélica (la mayor de las 3 hermanas Schuyler, una familia de alta alcurnia y que tendrán
enredos amorosos con Alexander) y a la menor de estas hermanas (Eliza) con quien se
casará posteriormente el protagonista, interpretada por una excelente Phillipa Soo; un
siempre reconocible Jonathan Groff parodiando al monarca Jorge III, Anthony Ramos
-Quien ya había trabajado con MIranda en In the Heights, para luego pasar a producciones
grandes de hollywood- con una doble interpretación: primero como John Laurens y
posteriormente encarnará al hijo de Alexander (Philip), Daveed Diggs también tuvo la
complicada tarea de encarnar dos papeles dentro de la obra, primero como el general
Lafayette para después pasar a ser el reconocido Thomas Jefferson; finalmente, destaco el
trabajo de Leslie Odom Jr., quien tiene un maravilloso trabajo como Aaron Burr, el principal
rival político de Hamilton que terminaría dándole muerte en un duelo armado, y
consolidando posiblemente (esto es mera apreciación personal) el personaje más complejo
de toda la obra.

En una primera instancia destaqué la importancia del ‘’leitmotiv’’ insertado en un género
poco familiarizado como es el rap y como
esto traduce una completa novedad en el
teatro. Dicho señalamiento es vital para
entender el valor artístico de Hamilton, la
importancia aplicada a las sensaciones y
la intención de transmitirlas al espectador
son la columna vertebral de la obra, a la
par del relato histórico dentro del que
sucede toda la historia. Desde Hamilton
gritando "I’m not throwing away my
shot’’ (Que se puede interpretar como
‘’No voy a desperdiciar mi oportunidad’,
pero que tendrá muchísimas significancias a lo largo de la historia), mostrando la
personalidad decidida y dispuesta que tanto lo caracteriza, no piensa en titubear en ningún
momento y se llevará por delante a quien sea; pasando a la otra vereda en donde se
encuentra Aaron Burr, su rival político y en quien Hamilton encontrará su principal
contrapeso. En cuanto a sus ‘’leitmotiv’’ al igual que Alexander, tendrá varios, pero tal vez
‘’Wait for it’’ (‘’Espera el momento’’) sea el principal anclaje con su personalidad y en donde
se encuentran sus principales contrastes con el protagonista; mientras Hamilton está
decidido a actuar inmediatamente, Burr prefiere ir por el lado de la paciencia y esperar la
mejor ocasión a la hora de dictaminar medidas políticas. Esto provoca que el público
empatice en primera instancia con Alexander y vea en Aaron un papel que no se aleja
mucho de la ‘’tibieza’’ política. Ambos leitmotivs se enfrentarán, al igual que los personajes,
de forma constante y será así hasta el final de la obra; en donde la resignificación de estos
llega a lugares por demás interesantes. Sin embargo, dichos recursos rítmicos no se
resumen a ellos dos solamente, ya que todos los papeles interpretativos relevantes tendrán
el suyo siendo esto motivo suficiente para todo aquel que quiera sumergirse en esta
maravillosa obra lo haga para ir descubriendo por su cuenta todos los que aparecen. La
decisión de elegir el género del rap para contar la historia se lo debemos a la mente
maestra de Lin- Manuel Miranda. Todas las canciones se apoyan en las sensaciones que
transmiten y en cómo se retrotraen con la evolución de cada personaje. Absolutamente
cada momento se siente super potente en este aspecto y, si tengo que elegir solo uno que
me haya transmitido todo lo anteriormente nombrado, debo reconocer que ver a Leslie
Odom Jr interpretando Wait for it -justamente el leitmotiv principal de su personaje- le pone
la piel de gallina a cualquiera; uno puede por fin entender un poco las motivaciones de su
personaje y como la coraza en la que se encierra se llena de significantes, lo que le otorga
una personalidad muy compleja que no parece tener precedente en la obra. Otra distintiva
mención merece ‘’Yorktown (The World Turned Upside Down)’’, que funciona como la
explosión monumental de la calidad artística de la obra, absolutamente todo lo visto anteriormente se expresa en esta canción, que nos revienta los sentidos y nos traslada a
uno de los momentos más importante de la historia de Estados Unidos, con una
interpretación en conjunto de casi todos los intérpretes involucrados en la historia hasta ese
momento que solo puedo definirla como ESPECTACULAR. De todas formas, insistiré de
manera constante que absolutamente todo el desfile de canciones es una obra maestra en
sí misma.

BAJANDO EL TELÓN...
En conclusión, hablar de Hamilton es hablar de un fenómeno sin escalas. Pasar de ser una
obra reservada para ‘’unos pocos afortunados’’ a una propuesta artística a disposición de
cualquiera con acceso a la plataforma Disney + es algo que marcará tendencia a la hora de
percibir los consumos de este tipo. Para muchos, será incluso la puerta de entrada a un
género tan rico y hermoso como es el género teatral. Es accesible para cualquiera que
quiera adentrarse a este mundo y a los más devotos les asegurará más de una visita, ya
que adquiere muchísimo valor a la hora de verlo una y otra vez. La composición musical es
impresionante y deja evidente el hecho de haber pasado de ser la idea de un álbum
conceptual para evolucionar en la obra de teatro que terminó siendo, y la puesta en escena
es un trabajo sobresaliente en todos los aspectos. Si no sos muy afín al teatro o a los
musicales, creeme que aún así Hamilton es una experiencia que vale la pena visitar. La
puntería compositora de Lin- Manuel Miranda es la más eficiente de las armas, y bien sabe
que no está dispuesto a desperdiciar ni un solo disparo.
