Los años 2000 fueron una época de
cambio en las películas y series animadas. Por un lado se estaba pasando de la
animación 2D a la 3D. Como ejemplo de esto podemos ver a Pixar con Toy Story y
Monster Inc., mientras que a su vez estaba Dreamworks, con Antz y Shrek. Disney
optó por mantener su status quo y seguir con la animación clásica, siendo este
el punto donde radica uno de los problemas de la película, la libertad creativa
y la experimentación. Con esto no quiero decir que fue culpa del equipo
creativo o de la producción de la película, sino que el público deseaba ver
otras cosas y no le dio un recibimiento precisamente cálido, provocando que sus
ganancias en taquilla fueran bastante mediocres.
Milo Thatch es un cartógrafo y
lingüista que estudia e investiga sobre la ciudad perdida de Atlantis, tomando
como mayor referente a su abuelo, quien fue un gran explorador, y soñando en
poder convertirse en uno. A pesar de ser muy inteligente, Milo trabaja en el
mantenimiento de un museo para poder conseguir a alguien que le ayude en su
proyecto de investigación. Fue así que conoció a un amigo de su abuelo. Ahora el
joven cartógrafo logra formar parte de una expedición para encontrar la
misteriosa ciudad, llegando a afrontar varios problemas y peligros por el
camino junto al resto del equipo, con quienes llega a su destino: Atlantis.
Desde aquí se desarrolla el nudo y posterior desenlace de la historia.
Para empezar la película tiene
una animación espectacular, llena de movimiento y con una estética propia sumada
a diseños de personajes que la separan fácilmente del resto de películas de la
compañía, además y como curiosidad, está fuertemente inspirada en comics de
Mike Mignola (artista norteamericano, famoso por los comics de Hellboy). No
solo su dirección de arte es increíble, la fotografía es igual de
impresionante, contando con planos asombrosos que muestran la magnificencia de los
escenarios, mientras que otros dan pie a la introspección de los personajes.
Parte de esta estética tan genial es gracias a su combinación de animación 3D y
2D, que permite secuencias de acción impresionantes y locaciones
interesantísimas.
El elenco de personajes es curioso
y entretenido, partiendo desde su apartado visual. Para empezar Milo, el
protagonista, es alguien que no destaca por su fuerza, valentía o atractivo, siendo
todo lo contrario al héroe clásico al cual estamos acostumbrados, ya que es
escuálido y torpe, destacando solo su intelecto, devoción y respeto por las
culturas antiguas. El resto de personajes que lo acompañan en el viaje no se
quedan atrás, tienen trasfondos muy variados que se complementan muy bien con
sus personalidades, que en su mayoría son sumamente carismáticos.
La música quizás es algo que no
muchos destaquen, es más, una de las principales quejas es que no cuenta con
una canción insignia, una que al escucharla te lleve directamente a la película.
La realidad es que la banda sonora no tiene nada que envidiar a otras obras
cinematográficas similares. Sabe transmitir muy bien la sensación de aventura, peligro
o de calma, aunque puede caer en lo repetitivo pasada la mitad de la película.
Pese a lo que dije anteriormente
de los personajes, si hay algunos que se desperdician un poco. Desgraciadamente
estos son el villano y Kida, la princesa de Atlantis. No voy a ahondar en el
villano, pero si en Kida, quien pudo ser
mil veces mejor de lo que ya es y solo con tener un par de escenas más en pantalla.
Se nos muestra que es una mujer curiosa, fuerte y que se preocupa por el futuro
de su pueblo, aunque ya para el final acaba convirtiéndose en la clásica
damisela en apuros, a pesar de que se nos mostró como es sumamente capaz de
defenderse sola, incluso siendo capaz de asesinar de ser necesario.
Y hablando de matar, es
sorprendente la cantidad de muertes que hay en esta película. Nunca se nos la
demuestran de forma directa porque tampoco es necesario traumar niños mostrando
cuerpos destrozados o ahogados, pero si trata a los espectadores como personas
lo suficientemente inteligentes como para dar a entender lo que sucede, y
recordemos que está destinada a un público infantil.
Atlantis: El imperio perdido es
sencillamente genial, es madura y divertida, no trata a sus espectadores como
si fueran tontos solo por ser menores de edad y su mensaje a favor de la
preservación de la historia y de las culturas es maravilloso. Puede quedar algo
corta porque desgraciadamente se eliminaron varias escenas, y si, se notan esos
minutos perdidos, pero eso no la hace menos disfrutable. Es una pena que en su
estreno no se la haya apreciado como debió ser, pero no por nada es considerada
una película de culto en la animación.
Ya sea que no la hayan visto
nunca o que simplemente quieran reverla, es una gran opción y una gran
película. Aunque quizás quieran saltarse la secuela.
¿Deberían ver Atlantis: El
Imperio Perdido? Por supuesto que sí.
-Escrito por: Fabricio Viccini